ya tan lejos
que se extiende
como una espina de frío
en una memoria descalza
hacia atrás,
tras de mi
aquello invisible
ya sin voz
sin sonido que sostenga
la corriente que habitó
la persona del recuerdo
no sé si sueña conmigo
o si yo sueño con ella
y sin despertar la queja se
amontona en agravios de seda
aquel abrazo,
ese arrebato sin músculo
ese tiempo de guardapolvo de ceniza
aquél escenario desnutrido
ese momento sin peso
del que la luz de ha ido
abandono, ya dejo
los derribo a empujones
los desatiendo
ya no pienso
no me entrometo
ya camino
tan ahora que arde
tan palpable que asusta
con inocencia de pájaro o niño
sin necesidad, sin ansiedad
agradecido
No hay comentarios:
Publicar un comentario